Ley de vida. Un tópico socorrido. ¿Por
qué se dice socorrido de lo que socorre? El tópico acude a socorrer a todo
aquél (casi todos) que no sabe qué decir. El de ley de vida, en particular, se aplica a la muerte. Como el de no somos nadie.
Es
verdad que la vida tiene sus leyes (misteriosas las más) y que podemos dejar de
ser lo que somos en un santiamén (curioso que a la santiguada se la tome como
señal del instante, como el hacerse
cruces lo es del asombro). Y que ambos tópicos, como todos los tópicos,
nada añaden a lo dicho y redicho.
Pero
cubren (una buena capa todo lo tapa) y encubren el universal horror silentii que padece nuestra
sociedad enferma, compulsivamente parlanchina. Diga usted lo que quiera, aunque
sea banal, o impertinente, aunque no venga a cuento, pero diga algo. El
silencio para el reloj, paraliza el tiempo. Es un puro horror.
No
importa que lo que usted diga haya sido dicho infinitas veces. Ni si ha o no ha
lugar. Diciendo algo, lo que sea, nos quita usted un peso de encima. El
silencio pesa. Cuando el Cordero abrió el
séptimo sello, se hizo un silencio como de media hora.
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