¿Por qué me
hallo incómodo en la Red y sus costuras (empezando por ésta, de la que ahora
mismo estoy haciendo uso)? Pues porque, de continuo y sin cesar, ellas me dis-traen de lo que pienso y quiero
decir. Es un perpetuo bombardeo a la mente. Un tirón múltiple y multiplicado
que reclama mi atención y labra mi desatención.
No
hay modo de seguir un hilo. De rastrear una melodía de pensamiento. De enhebrar
un discurso lineal y con sentido. Los afluentes (ajenos) remueven el caudal
(propio). Con lo que nada es propio y casi todo ajeno. Y lo propio acaba
enajenado.
Seguid vuestra historia línea recta,
ordena don Quijote a Trujamán, el pupilo de Maese Pedro. Algo imposible en
pantalla. Y no os metáis (añade) en las curvas y transversales. Pero
¿cómo no meterse en ellas, si ellas se nos meten, si en la Red todo son curvas
y transversales, si la Red es eso, curva y transversal?
Y
concluye el caballero que, para sacar una
verdad en limpio, menester son muchas pruebas y repruebas. Y ¿quién quiere
sacar una verdad en limpio? Y al que lo quiera que Dios le ampare. NI pruebas
ni repruebas. Y desde luego nada en limpio.