viernes, 22 de marzo de 2013

LÍNEAS Y CURVAS





¿Por qué me hallo incómodo en la Red y sus costuras (empezando por ésta, de la que ahora mismo estoy haciendo uso)? Pues porque, de continuo y sin cesar, ellas me dis-traen de lo que pienso y quiero decir. Es un perpetuo bombardeo a la mente. Un tirón múltiple y multiplicado que reclama mi atención y labra mi desatención.
                                               No hay modo de seguir un hilo. De rastrear una melodía de pensamiento. De enhebrar un discurso lineal y con sentido. Los afluentes (ajenos) remueven el caudal (propio). Con lo que nada es propio y casi todo ajeno. Y lo propio acaba enajenado.
                                               Seguid vuestra historia línea recta, ordena don Quijote a Trujamán, el pupilo de Maese Pedro. Algo imposible en pantalla. Y no os metáis (añade) en las curvas y transversales. Pero ¿cómo no meterse en ellas, si ellas se nos meten, si en la Red todo son curvas y transversales, si la Red es eso, curva y transversal?
                                               Y concluye el caballero que, para sacar una verdad en limpio, menester son muchas pruebas y repruebas. Y ¿quién quiere sacar una verdad en limpio? Y al que lo quiera que Dios le ampare. NI pruebas ni repruebas. Y desde luego nada en limpio.

viernes, 15 de marzo de 2013

ACOSADOS



La televisión, como un dios, está en todas partes y nos acosa. Es el ojo que nos amenaza encerrado en su triángulo, ahora cuadrilátero. Todo lo ve y de todos es vista. 24 horas. Volvemos en unos segundos. Tortura inenarrable. Vigilante ave carroñera. Inmisericorde y repugnante. Soez e insultante. Hortera y paleta.
                                               Alardea de cósmica y es doméstica (en el peor sentido). Como las moscas… de todas las horas. Como las termitas, arruina muebles e inmuebles. Roedora implacable. Rata de cloaca. Baste este síntoma: su publicidad, que tuvimos por infecta en tiempos, es ahora su alivio. Un respiro. El anuncio insustancial nos redime de la noticia falsa.
                                               Las mentiras inocuas de aquél, para las que nos hallamos alerta, nos vacunan en cierta medida contra la gran MENTIRA de éstas. Bendito sea el spot. Y el videoclip. Y la cuña. Lo que sea, mejor que la sumisión incondicionada al insufrible y sacrosanto DEBER DE INFORMAR, manipulando ¿cómo no? deformando y distorsionando.