jueves, 14 de junio de 2012

IDEAS E IDEALES

Estadísticamente hablando (y es el único modo de generalizar sin tergiversar) la derecha de este pais se caracteriza porque, siendo paleta, se enorgullece de serlo. "A mucha honra", se dice. Y es un dicho que retrata el susodicho percal. Paletos a mucha honra. El honor es lo que cuenta y lo que les importa. No son las ideas, casi siempre tendenciosas, cuando no nefastas, lo que les mueve y llena de entusiasmo, sino los ideales: el honor en primer lugar, la patria, la raza, la herencia, la clase... Ideales que son valores, abstractos como es debido, elevados como se los supone, inefables como es de desear.

La izquierda de este mismo país no es menos paleta. Pero, para empezar, se avergüenza de serlo, lo asume y, en consecuencia, se esfuerza por superar ese estado deficitario de ideas. En el peor de los casos, finge saber lo que no sabe y se da un lustre postizo que a más de uno puede dar el pego. En el mejor, trabaja para enriquecer su espíritu, ya que (o cuando) no su bolsillo. En cualquier caso no suele alardear de ignorancia.

Las ideas son para los pobres, que las ensayan y ponen a prueba para desde ellas fabricar su supervivencia. A los ricos, que todo les sobra, les sobran ¿cómo no? las ideas. Y las desdeñan. Ellos se apuntan a los ideales, cuya rentabilidad práctica es menguada, pero cuyo ornamento es indiscutible. Ideas no, ideales. "Al rey la hacienda y la vida / se ha de dar, pero el honor / es patrimonio del alma / y el alma solo es de Dios".

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