jueves, 22 de marzo de 2012

ARQUITECTURA

La arquitectura solo tiene sentido para quien es capaz de percibir alrededor, una percepción que a la sazón se halla notablemente disminuida.

La vista cansada es síndrome de vejez y el mundo ha envejecido hasta la chochez. Todo él ve a lo lejos, en lontananza. Y no ve lo que tiene delante de sus narices (las narices, dicho sea de paso, han decaído asimismo). La lontananza de los "medios", la lejanía de la "Red", el globo de la aldea que no por casualidad se llama "aldea global". De lejos, lo que usted quiera. Pero de lo inmediato (no pasado por el agua de los medios), de lo que está al alcance de la mano, y no solo de la vista, de lo tangible, o al menos vecino, de eso nada de nada. La vecindad ¿qué es la vecindad? Y el tacto, literal y figurado, ¿adónde ha ido a parar?

Sin tacto y sin vecinos, andamos como sonámbulos, internautas en la Red, "iPadhianos" e "iPhonianos" a la deriva de un espacio virtual, no real, adonde el sentido de la dimensión no ha lugar. Nada es grande o pequeño. Nada está cerca o lejos. Y no hay detrás o vuelta atrás. Es un espacio sin trasero. Sin culo. No es que todo el mundo en él esté dispuesto a enseñar el culo. Es que no hay culo. Ni, por supuesto, intimidad. No hay adentro. Y no es que la gente no se avergüence de mostrarlo. Es que carece de él. Lo que se ve es lo que hay. No hay más. Ni adentro, ni alrededor. Sólo lejanías, lontananzas, horizontes mercantiles.

El que los vende (fotógrafo, mercader, informático, mediático) los pone adonde quiere y como quiere, pero lejos, siempre a lo lejos. ¿Arquitectura? Querrá usted decir arquelogía. Hablamos del pasado, que es otra especie de alejamiento. Del presente poco hay que decir. O nada. No hay presente. ¿Quién osa hacer gala de un presente propio? ¿O de una presencia real? Ni lo uno, ni la otra: ni presente, ni presencia.

El presente se nos va en actualizaciones, que nos enganchan a un supuesto futuro. Porque lo último nunca es lo último, siempre lo penúltimo. Y en cuanto a la presencia... ¡qué disparate! Presencia ¿de qué? ¿Que tú estás aquí? ¿Y a mí qué me importa? Las voces que yo oigo vienen de lejos. A tí te oigo como quien oye llover. Tú estás cerca y me cercas. Eres un agobio, vecino. El móvil me reclama. Tú muérete.

Lo que me importa no es el ahora, sino luego, luego, luego. Siempre luego. Sí, ya sabemos que el siempre luego es igual a nunca. Así que AQUÍ no. Y AHORA tampoco. Ni aquí, ni ahora, Si acaso, ALLÁ. Si acaso, DESPUÉS. Somos un puro interrogante sin respuesta, ni responsabilidad, ni responsables.

Por eso, arquitectura ¿a santo de qué? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿De qué? Es una antigualla. Como mucho, hablemos de arqueología ¿no es lo mismo? ¿Volvemos a la aldea? No. Nos vamos en globo. Lejos. Lejos. Lo de al "aldea global" es otro eufemismo. Lo que hay es un "globo" adonde viajamos "aldeanos".

1 comentario:

  1. Lo de los "iPhonhianos" e "iPadhianos" es verdad, pero derivan de la misma raíz: la Red, porque a través de ellos se puede consultar Internet, sin embargo, como medio de comunicación, siempre es útil y necesario.

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