lunes, 5 de diciembre de 2011

SOBRE LA ESTULTICIA

Si hay (y yo creo que lo hay) un Dios que nos juzga, lo hará por lo que somos (buenos) y no por lo que hacemos (mal). La estulticia, y solo ella, hace que el hombre bueno obre mal. De ahí que el combatirla sea un deber. Ésa y no otra es la maldición que pesa sobre el (no) ser humano y la causa de todos los males. No se es malo por esencia.

De lo contrario, Dios habría obrado mal, siendo como somos (se supone, si se cree en él) obra suya. Si lo somos, no podemos ser malos. Sin embargo, es innegable que, en ocasiones, hacemos el mal. Entonces, un abismo se yende entre lo que somos y lo que obramos.

Uno es el que es y otro el que obra, y están incomunicados. La estulticia que los aísla se reviste a menudo de fanatismo. Y consiste en una creencia infundada, una idolatría que enajena de sí mismo, y de sus congéneres, al que la suscribe y practica.

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